El Sonido del Silencio

Vegard Sverre "Ihsahn" Tveitan y Austin "Arcángel" Santos no son muy distintos aunque uno viva en Noruega y el otro en Puerto Rico. La genialidad o la ineptitud no son asuntos endémicos al trópico, pero se me antoja mencionarlos porque ambos son protagonistas de una guerra inescrupulosa llena de improperios, degradación y –en mi opinión – desacreditación mal ganada. Claro, en la gran pradera llena de hoyos y tierra infértil que es la industria musical actual, es fina la frontera entre lo digerible y lo descartable y es por eso que los ejemplos sobran. Pero, estos dos me importan y por eso insisto en la comparción.

Atacado con insultos y descartado como un anti-purista, Ihsahn ha logrado probarse como una mente prodigiosa y un innovador en el subgénero del Black Metal. Después de introducir dinamismo y texturas a esta modalidad del "extreme metal" con su composición de 1993 I Am The Black Wizards, el líder de Emperor fue acusado, no sólo de iconoclasta y "vendido", sino de suavizar un sonido basado en la violencia y la misantropía anticristiana. Inevitablemente, llegaron también las acusaciones de traidor al género y de creído (no muy distinto al caso de Dimmu Borgir). No obstante, Ihsahn, ajeno a la controversia, ha tenido la suficiente confianza en su material como para seguir produciendo discos tan diversos como lo son el visceral Prometheus: the discipline of fire & demise
(Emperor, 2001) y su proyecto progresivo The Adversary y Angl (2006, 2007 respectivamente).

Con Arcángel el tema se transcribe al cuadrilátero rodeado de alambres de púas que es el reggaetón boricua; se ha destacado por dominar no sólo la improvisación, sino que ha trascendido los parámetros tradicionales de un género en decadencia y lenta evolución. Arcángel y su Chica Virtual
rememoran ese Billie Jean de Michael Jackson, sazonándolo con un toque moderno y actual que sale del cascarón rancio del reggaetón.

No es secreto: no soy fanático del sub-género del perreo, pero sí de lo que refresque y presente al oído y al entretenimiento con opciones. Eso es precisamente lo que ofrece la música de Arcángel: dinamismo sónico, variaciones y texturas nuevas, además de carácter original y pegajoso. Pero, pero, pero, siempre hay un pero y es ese personaje llamado Arcángel. Aunque Ihsahn y él no son muy distintos, ya lo dije, se diferencian en un detalle: ajeno a los ataques de sus congéneres, Ihsahn no ha devuelto agresión alguna. Sus producciones y la complejidad del material que produce hablan de su carisma y talento, demostrando que domina el lenguaje que conoce y está a su alcance. El músico es también artesano; trabaja con esas herramientas que domina. No me parece que así sea Austin, a quien constantemente escucho "tirar" y retar en pataletas de niño inmaduro falto de reconocimiento. Me apena que sea él quien no se escucha.

Tal vez una alternativa sea que Arcángel comience a investigar un poco sobre Black Metal (tema que me fascina oscuramente, ya ven); pero, lo que más necesita este joven artesano de consolas y software para DJ, es aprender del poder que tiene el silencio. Silencio y confianza: lecciones que debo aprender también, aunque ya no toque ningún instrumento.


1 observaciones:

chulo chucho colocho said...

felicitaciones y saludos de un lector en guatemala







"Had I known I was dead
I would have mourned my loss of life"

- Ota Dokan

los más leído hasta hoy...

 

de donde...

hasta hoy...