A lo hecho pecho, un cuento para estos tiempos

¿Pero quién no se sentiría llamado a reseñar un cuento cuyo epígrafe indica que está dedicado “a todos los cabrones como los de esta historia”? Y no es que me considere el receptor sobre quien recae la dedicatoria de este cuento –al menos hasta el sol de hoy no me he enterado de nada-, pero es que luego de leer este relato, contenido en Carbonerías: Historias de tres cuerpos, del autor Daniel Torres, esperaba una oportunidad para comentarlo; de paso diciendo que es uno de mis favoritos junto a escritos de Cortázar, Varguitas y Bukowski.

A lo hecho pecho comienza con la sensación agónica con la que se debe levantar todo hombre que le pega cuernos a su mujer -temblando-, porque este hombre de cincuenta y tantos no dejó a la chamaquita con la que salía, no; fue él a quien botaron, y es ya de partida que el autor comienza a introducir una de sus tesis tras el escrito; la psiquis del macho puertorriqueño, ese hombre que se jacta de mujeriego y dandy (si aún podemos usar esta palabra sin que se pierda el referente).

Manolín, el personaje principal, sufre como tiene que sufrir ese hombrezote que tiene la mala suerte de ser abandonado, al son de música de trío, tangos y boleros. A Cecilia, su mujer, parece extrañarle la conducta, sin embargo, no es hasta que comienza a llamar el fantasma de la semana –ese ente misterioso y preternatural que por teléfono se comunica a casa de todo infiel-; que rompe con su rutina, después que Manolín se encierra en el baño al descubrir que todo es un plan malévolo de parte de sus chamaquitas bellaquitas (que incluye vídeo soborno y cantidades exorbitantes).

Nuestro (anti-)héroe –supongo que por el desenlace y por su honestidad en eso se convierte-, confiesa su infidelidad, llora desesperadamente, suplica de rodillas por el perdón de una fría Cecilia que con parsimonia comienza a arreglarse para salir. Manolín lo ignora, pero ella piensa en Sandra; sale entonces, cartera en mano, y con hipocresía y despreocupada le dice a nuestro amagullado campeón, “Voy a buscarme un hombre”.

¿Salen con la misma Sandra? ¿Fue acaso un plan forjado por ambas? ¿Por todas? Es este cierre el que precisamente deja tantas variantes a la pregunta de si será verdad o no, que es imposible no terminar la lectura exclamando ¿por qué rayos no pude escribirlo yo?

El relato de Torres no sólo nos amarra con su escritura sencilla y cotidiana, la anécdota de por sí ya es atractiva –en estos tiempos es necesario hablar de chillos, chillas, cortejos y demás-, pero opino que es en la utilización, primero, de neologismos como: carbonerías, pollitas y voz medio vivianesca donde adquiere merito. Segundo, plasmando (burlándose quizá) del (anti-)héroe puertorriqueño, contrastándolo con la mentalidad fría de las mujeres de ese (anti-)héroe, de manera sensata y creíble. Y por último, la resolución o no resolución del conflicto de todos los personajes involucrados en la narración, detalles provocativos para el lector, que convierten al cuento en uno muy difícil de soltar. Revelando cierto segmento del dato escondido, Daniel Torres, nos hace participar activamente en la conclusión de su cuento; eso, en tan pocas páginas es admirable.

Cuidado –porque, aun cuando no he leído el resto de la obra de Torres-, sospecho que este es uno de esos narradores en la tradición del realismo sucio que no debe ser del agrado de muchos… pero A lo hecho pecho, hombres (y mujeres), que todavía quedan cabrones por contar.
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A lo hecho pecho, de Daniel Torres
López-Baralt, Mercedes. Literatura puertorriqueña del siglo XX, Antología.
Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2004.

3 observaciones:

Yolanda Arroyo Pizarro said...

Tengo el libro, asi que salgo a leerlo gracias a tu consejo. En esa misma linea, me acabo de comprar un libro que se llama "Cuernos", y que claro, es tambien de chillerias y cabronerias, no faltaba mas.

Yolanda Arroyo Pizarro said...

Bueno, que lo acabo de leer, el dichoso cuento y me ha alegrado que lo hayas recomendado. Es exquisito. Y está cabrón...

Iva said...

tendré que buscar el libro a ver si leo este cuento ;-)







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