Son 100 las Notas en esta pobre y humilde Caja de Cartón

En diciembre de 2005 escribí un primer "post" en este espacio que opté por llamar La Caja de Cartón. Esa caja la puse en este rincón con el propósito de ofrecerle a mi escritura un espacio un poco más grande... más público. Recuerdo que en aquella primera nota me desdoblé hablando de Madonna y sus, entonces 47 años. No hablé de mí hasta pasados los 7 u 8 "posts", nunca quise dar la impresión de que este blog trataba únicamente de mí.

Hoy, llegados las 100 entradas a la Caja de Cartón, con deliberación y toda saña, anuncio que mi novela "Náyade" saldrá próximamente al mundo.

¡Léanla!

Aquí, la nota de acuerdo con la página oficial de Terranova Editores (www.terranovaeditores.com)


En Planaje

Tres nuevos impactantes títulos se unen pronto al catálogo de Terranova: Puerto Nube, de Zoé Jiménez-Corretjer; La lengua y otros dialectos, de Luis Saldaña, y Náyade, de Jorge Valentine.

Puerto Nube, primera novela de la reconocida escritora Zoé Jiménez-Corretjer, es la historia de un viaje en el que los deseos de unas mujeres que sueñan se hacen realidad al lograr un encuentro secreto, con un amante en un lugar paradisíaco llamado Puerto Nube, el lugar sagrado donde se degusta el amor desde sus más antiguas versiones literarias.

Puerto Nube es la vida, vista desde el corazón femenino, la naturaleza, la pasión y la poesía.

La Lengua y otros dialectos, de Luis Saldaña, es la opera prima de este escritor galardonado con el Premio Pedro Juan Soto 2008 otorgado por la Fundación Nilita Vientós Gastón. Sobre la obra, la escritora Mayra Montero ha dicho que “el dificil arte del relato breve se enriquece con esta brillante colección de cuentos que no tienen tiempo que perder: van inmediatamente al grano y nos sacuden como si presintiéramos algo peor.

Náyade, del novel Jorge Valentine, egresado del Programa de Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón, introduce al lector en un juego de intriga en torno a personalidades insidiosas que se revelan al lector a través de imágenes intensas y un constante juego de espejos que distorsionan y fragmentan la verdad debajo de cada piel.

Toda la trama es un vaivén de la memoria: la sabrosa ironía que es él, la del voyeurista observado que sufre el acecho espectral de una amante sin límites y una madre manipuladora, tal como un Norman Bates ante la momia de su progenitora y la irresistible atracción hacia Marion Crane.